El Vero está jalonado por pequeñas ermitas, la mayoría de una arquitectura sencilla, de carácter popular, muestra de la devoción que sacraliza determinados parajes. Destacan la de la Virgen de la Sierra (Bárcabo), las de San Gregorio y el Pilar (Alquézar), la de los Santos Fabián y Sebastián (Radiquero), San Juan (Buera), San Macario (Pozán de Vero), San Fabián (Castillazuelo) y Virgen de Viña (Adahuesca).
Muestra de los eremitorios rupestres conservados en el Alto Aragón es la ermita de San Martín (Lecina) en la confluencia del barranco de la Choca con el Vero, en un espectacular enclave. Es de origen románico y está construida bajo un abrigo calizo. Presenta una nave única rectangular con ábside semicircular.