El Parque Cultural del Río Vero es un territorio vivo, con unos paisajes salpicados de pequeños pueblos con marcada personalidad, y próxima a la desembocadura del Vero, la ciudad de Barbastro.

Los núcleos son diversos por su tamaño, emplazamiento, materiales utilizados y volumen de sus construcciones. Los campanarios marcan su perfil y resultan inseparables de cualquier paisaje urbano.

Los pueblos del norte se adaptaron a la topografía y fueron estratégicos a nivel defensivo durante la Edad Media. Esto dio lugar a un urbanismo compacto, con un crecimiento orgánico a partir de la iglesia o la fortificación principal si la hubo.

En el área central y sur los condicionantes geográficos son más favorables, lo que permite que las calles sean más amplias y rectas, el trazado menos compacto y el crecimiento más ordenado.