El río Vero conserva un total de siete puentes históricos, desde el medievo al s. XVI. Destacan por la calidad de su factura, diseño y variedad de soluciones arquitectónicas.
La construcción de muchos puentes estuvo vinculada a la red de caminos, vertebrando así el territorio (Puente de la Albarda). En otros casos, se relacionan con los molinos, facilitando el acceso de las caballerías cargadas de trigo y harina (Puente de Fuentebaños). Se construían en las proximidades de los pueblos para conectarlos a las vías de comunicación principales (Puentes de Villacantal, del Diablo, de Pozán, de Castillazuelo). Por ellos también se accedía a campos de cultivo y huertas (Puente de Pozán de Vero).